Los fieles cristianos tienen la obligación de fomentar las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, viviendo fielmente el llamado a la santidad, al tener en estima las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, y al animar a los hombres y mujeres jóvenes a considerar la posibilidad del llamado de Dios a un estado de ordenación o consagración. Su donación ayuda a compensar el costo creciente de la educación de los seminaristas actualmente en formación para servir como sacerdotes en nuestra diócesis.