Pope Francis, in his recent homily on the Solemnity of the Epiphany, mentions the crisis of faith in our lives and in society at large has something to do with the eclipse of desire for God. We need to recover our desire for adoration, for being in the presence of Christ in the Holy Eucharist. Pope Francis reminds us: “At the end of the Magi’s journey came the climactic moment: once they arrived at their destination, “they fell down and worshiped the Child” (cf. v. 11). They worshiped. Let us never forget this: the journey of faith finds renewed strength and fulfillment only when it is made in the presence of God. Only if we recover our “taste” for adoration will our desire be rekindled…For our desire for God can only grow when we place ourselves in his presence…We should not neglect adoration, that prayer of silent adoration which is not so common among us.” (Homily, 6 January 2022)
The Bishops in the United States in their recent document, “The Mystery of the Eucharist in the Life of the Church”, are calling on American Catholics to reawaken their Eucharistic faith, by entering more deeply with faith and love into the mystery of the Real Presence of the Lord in the Eucharist, the Church’s most precious treasure. The document ends with a beautiful exhortation: “Brothers and sisters, let us thirst for the Lord who first suffered thirst for us (Jn 19:28). Let us adore Jesus who ever remains with us, on all the altars of the world, and lead others to share in our joy!”
Eucharistic adoration and participation in the sacraments are sure ways to grow in holiness, as stated in the Encyclical of Saint Paul VI, Mysterium Fidei: “how worthwhile it is to carry on a conversation with Christ, for there is nothing more consoling here on earth, nothing more efficacious for progress along the paths of holiness.”
The Ordinary of the Sacramento Diocese, Most Reverend Bishop Jaime Soto, in April 2021 also emphasizes this in a pastoral letter, Call to Holiness: “As the Church and the World struggle to emerge from the dismal cloud of the COVID-19 pandemic, Christ awakens us to our baptismal dignity. We are to be the salt of the earth and light of the world, reflecting the holiness of Christ…We are transformed by the sacraments of Christ into the Lord’s sacramental presence in society. In this sense, to be holy is to be Christ’s sacrament in the world, to be a sign and an instrument of Christ for others, to be the salt that revives the saddened soul and the light that awakens a weary world.”
The lives of the saints show us the importance of the Eucharist in their lives. Venerable Bishop Alphonse Gallegos, Augustinian Recollect, former auxiliary Bishop of Sacramento, California, is no exception.
Gallegos was a Eucharistic man; he celebrated Mass with great reverence and inspired others to want to be with Christ, in the Holy Eucharist. The Eucharist was his hidden treasure: Gallegos spent hours before the Blessed Sacrament daily, rising early to converse with Christ, beginning his day with a renewed desire for God and to strive for holiness. He did this by “being the Lord’s sacramental presence in society, being an instrument of Christ for others, salt that revived the saddened soul, a light that awakened the weary,” but most of all bringing joy and hope to others, as testified by the witnesses for his cause of canonization.
It is probably not by chance that Bishop Gallegos served in the Diocese of Sacramento, where he loved to adore Jesus Christ in the Blessed Sacrament, Santísimo Sacramento. Gallegos would often say upon returning from his travels to Sacramento, “I am glad to be back home in Sacramento, my little piece of heaven, ‘El Santísimo Sacramento, mi pedacito de cielo’.”
May we grow in our faith and love for the Holy Eucharist and our desire to be holy. As the Servant of God, Fr. Jenaro Fernandez, Augustinian Recollect, would say: “If I am not holy, what do I want my life for?”
Alphonse Gallegos was ordained a priest in the Order of Augustinian Recollects in 1958 and appointed Auxiliary Bishop of Sacramento, California in 1981. He served in New York, Los Angeles and Sacramento. His mortal remains rest in Our Lady of Guadalupe Church in Sacramento. For more information visit BishopGallegos.org
Father Eliseo González, OAR, is vice postulator for the sainthood cause of Ven. Bishop Alphonse Gallegos.
Venerable obispo Alfonso Gallegos y la Sagrada Eucaristía
El Papa Francisco, en su reciente homilía en la Solemnidad de la Epifanía, menciona que la crisis de fe en nuestras vidas y en la sociedad en general tiene algo que ver con el eclipse del deseo de Dios. Necesitamos recuperar nuestro deseo de adoración, de estar en la presencia de Cristo en la Sagrada Eucaristía. El Papa Francisco nos recuerda: “Al final del camino de los Magos llegó el momento culminante: una vez llegados a su destino, “se postraron y adoraron al Niño” (cf. v. 11). Ellos adoraron. No lo olvidemos nunca: el camino de la fe encuentra renovada fuerza y plenitud sólo cuando se hace en la presencia de Dios. Sólo si recuperamos el “gusto” por la adoración se reavivará nuestro deseo… Porque nuestro deseo de Dios sólo puede crecer cuando nos ponemos en su presencia… No debemos descuidar la adoración, esa oración de adoración silenciosa que no es tan común entre nosotros.” (Homilía, 6 de enero de 2022)
Los obispos de los Estados Unidos en su reciente documento, “El misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia”, están llamando a los católicos estadounidenses a despertar de nuevo su fe eucarística, adentrándose más profundamente con fe y amor en el misterio de la Verdadera Presencia del Señor en la Eucaristía, el tesoro más preciado de la Iglesia. El documento termina con una hermosa exhortación: “Hermanos y hermanas, tengamos sed del Señor que primero tuvo sed por nosotros (Jn 19,28). ¡Adoremos a Jesús que permanece siempre con nosotros, en todos los altares del mundo, y llevemos a otros a compartir nuestra alegría!”
La adoración eucarística y la participación en los sacramentos son caminos seguros para crecer en la santidad, como afirma la Encíclica de San Pablo VI, Mysterium Fidei: “cuán valioso es entablar una conversación con Cristo, porque no hay nada más consolador aquí en la tierra, nada más eficaz para avanzar por los caminos de la santidad.”
El Ordinario de la Diócesis de Sacramento, reverendo obispo Jaime Soto, en abril de 2021 también enfatizaba esto en la carta pastoral Llamado a la santidad: “Mientras la Iglesia y el mundo luchan por emerger de la nube sombría de la pandemia de COVID-19, Cristo nos despierta a nuestra dignidad bautismal. Debemos ser la sal de la tierra y la luz del mundo, reflejando la santidad de Cristo... Somos transformados por los sacramentos de Cristo en la presencia sacramental del Señor en la sociedad. En este sentido, ser santo es ser sacramento de Cristo en el mundo, ser signo e instrumento de Cristo para los demás, ser la sal que vivifica el alma entristecida y la luz que despierta un mundo cansado.”
Las vidas de los santos nos muestran la importancia de la Eucaristía en sus vidas. El venerable obispo Alfonso Gallegos, agustino recoleto, ex obispo auxiliar de Sacramento, California, no es una excepción.
Gallegos fue un hombre eucarístico; celebraba la Misa con gran reverencia e inspiró a otros a querer estar con Cristo, en la Santa Eucaristía. La Eucaristía era su tesoro escondido. Gallegos pasaba diariamente horas ante el Santísimo Sacramento, madrugaba para conversar con Cristo, comenzaba la jornada con un renovado deseo de Dios y de lucha por la santidad. Lo hizo “siendo presencia sacramental del Señor en la sociedad, siendo instrumento de Cristo para los demás, sal que avivaba el alma entristecida, luz que despertaba al cansado”, pero sobre todo llevando alegría y esperanza a los demás, como mencionan los testigos de su causa de canonización.
Probablemente, no sea casualidad que el obispo Gallegos sirviera en la Diócesis de Sacramento, porque amaba adorar a Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Gallegos solía decir al regresar de sus viajes a Sacramento, “Estoy contento de estar de regreso en Sacramento, el Santísimo Sacramento, mi pedacito de cielo.”
¡Que crezcamos en nuestra fe y amor por la Sagrada Eucaristía y nuestro deseo de ser santos! Como el siervo de Dios, el P. Jenaro Fernández, agustino recoleto, diría: “¿Si no soy santo, para qué quiero la vida?”.
Alfonso Gallegos fue ordenado sacerdote en la Orden de Agustinos Recoletos en 1958 y nombrado obispo Auxiliar de Sacramento, California en 1981. Sirvió en Nueva York, Los Ángeles y Sacramento. Sus restos mortales descansan en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Sacramento. Para más información visite BishopGallegos.org
El padre Eliseo González, OAR, es vice-postulador de la causa de santidad del Ven. obispo Alfonso Gallegos.