“Am I not here, I who am your mother?” “¿No estoy yo aqu í, que soy tu madre? ”

Dear Brothers and Sisters in Christ,

“The Lord hears the cry of the poor” (Psalm 34:7), and we, the Catholic bishops of California, as shepherds of the flock of Christ, have seen and heard the growing distress among you, our migrant brothers and sisters. We want to assure you that we, and our mother, the Church, stand with you in these days of anxiety. You are not alone.

We realize that the calls for mass deportations and raids on undocumented individuals and migrant families have created genuine fear for so many we shepherd in our dioceses.

Rooted in the Gospel of Jesus Christ and the sacred dignity of every person, we commit to accompanying and walking in solidarity with you, our migrant brothers, sisters, and families through this uncertain time. We will shepherd you spiritually, gather information and resources, and continue to advocate for your dignity and family unity.

Our nation’s immigration system is broken. The disarray at our southern border cannot be allowed to continue. We pray with you that any enacted policies restore a sense of security and peace for citizens as well as those seeking to find a home in this blessed land. To achieve that end, policies must reflect empathy and solicitude, with due regard for the rights of children and those fleeing violent and impoverished countries, while ceasing to provide respite for serious offenders.

Although the exact challenges that may arise are not yet clear, Catholic Charities throughout California will continue to serve as a trusted resource for those with questions or who need assistance. Our website, which will continue to be developed as more information becomes available, includes a list of resources.

We invite our Catholic communities to follow the example of the Good Samaritan (cf. Lk. 10:34) and show compassion for our neighbors, especially the most vulnerable among us. Our parishes have the tradition of being havens of hope and solace for the lonely and the lost, embodying the peace that Christ gives. May Our Lady of Guadalupe, who reminded Juan Diego that he bore the image and likeness of God, remind all of us today and in the coming days that we are all beloved children of God, bearing his likeness, no matter our ethnicity or country of origin. May our care for each other speak to the dignity of every human being.

On this day, the Feast of Our Lady of Guadalupe, we are assured that we are never alone. In Our Lady's words to Saint Juan Diego on the hilltop of Tepeyac, we find the ultimate maternal example of compassion, protection, and love, with a promise that she is always with us:

"¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?" "Am I not here, I who am your mother?"

Are you not under my shadow and protection? Am I not the source of your joy?

Are you not in the hollow of my mantle, in the crossing of my arms?

Do you need something more? Let nothing else worry you or disturb you” (Nican Mopohua).

We entrust you to the heart of Our Lady of Guadalupe, patroness of the Americas. May you find comfort in her maternal mantle, and may her presence and intercession guide us toward compassionate humility toward one another.

To read the letter in Spanish and other languages, visit https://cacatholic.org/immigration/


Estimados hermanos y hermanas en Cristo: 

"El Señor escucha el clamor de los pobres" (Salmo 34,7), y nosotros, los obispos católicos de California, como pastores del rebaño de Cristo, hemos visto y escuchadola creciente angustia entre ustedes, nuestros hermanos y hermanas migrantes. Queremos asegurarles que nosotros, y nuestra madre, la Iglesia, estamos con ustedesen estos días de ansiedad. No están solos.

Sabemos que los llamamientos a las deportaciones masivas y a las redadas contra losindocumentados y las familias inmigrantes han creado un verdadero temor en muchasde las personas que pastoreamos en nuestras diócesis. 

Fundamentados en el Evangelio de Jesucristo y en la dignidad sagrada de todapersona, nos comprometemos a acompañarles y a caminar en solidaridad con ustedes,nuestros hermanos, hermanas y familias migrantes, en estos momentos deincertidumbre. Los guiaremos espiritualmente, reuniremos información y recursos, ycontinuaremos abogando por su dignidad y unidad familiar.

El sistema de inmigración de nuestro país no funciona. No podemos permitir quecontinúe el desorden en nuestra frontera sur. Rogamos con ustedes para que laspolíticas que se adopten devuelvan la sensación de seguridad y paz tanto a losciudadanos como a quienes buscan un hogar en esta tierra bendecida. Para lograr esefin, las políticas deben reflejar empatía y solicitud, con la debida consideración por losderechos de los niños y de quienes huyen de países violentos y empobrecidos, sin dartregua a los delincuentes graves.

Aunque los retos exactos que pueden surgir aún no están claros, Caridades Católicasen todo California continuará sirviendo como un recurso de confianza para aquelloscon preguntas o que necesitan ayuda. Nuestro sitio web, que seguirá desarrollándose amedida que se disponga de más información, también incluirá una lista de recursos. www.cacatholic.org/immigrationwww.CAcathol

Invitamos a nuestras comunidades católicas a seguir el ejemplo del Buen Samaritano  (cf. Lc 10, 34) y a mostrar compasión por nuestro prójimo, especialmente por los más  vulnerables de entre nosotros. Nuestras parroquias tienen la tradición de ser refugios de esperanza y consuelo para los solitarios y los perdidos, encarnando la paz que Cristo da. Que Nuestra Señora de Guadalupe, que recordó a Juan Diego que él era imagen y semejanza de Dios, nos recuerde a todos hoy y en los próximos días que todos somos hijos amados de Dios, a imagen y semejanza suya, independientemente de nuestro origen étnico o nacionalidad. Que nuestro cuidado mutuo hable de la dignidad de todo ser humano.

En este día, Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, se nos asegura que nuncaestamos solos. En las palabras de Nuestra Señora a San Juan Diego en el Cerro delTepeyac, encontramos el máximo ejemplo maternal de compasión, protección y amor,con la promesa de que siempre está con nosotros: 

"¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?" 

“¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría?” 

“¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?” 

“¿Acaso tienes necesidad de alguna otra cosa? Que ninguna otra cosa te aflija, que note inquiete” (Nican Mopohua).

Les encomendamos al corazón de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de lasAméricas. Que encuentren consuelo en su manto maternal, y que su presencia eintercesión nos guíen hacia la humildad compasiva de los unos hacia los otros.